sábado, 30 de agosto de 2025

Festejos Godínez: Lambiscones, ligadores y el clásico «todos son pendejos menos yo».

Ah, las comidas y festejos de fin de año, cumpleaños y aniversarios laborales… esas mágicas reuniones donde el espíritu godín se eleva y se divide en bandos como si fuera la final de la Champions.

Porque seamos sinceros: nadie va a esas fiestas a “convivir sanamente”. No señor. Cada quien tiene su propio motivo, y ya todos sabemos cuáles son:

Los lambiscones profesionales.

Esos que se sientan estratégicamente cerca del jefe, risa forzada en mano, listos para reírse de chistes de dinosaurios contados en 3D. Su misión: quedar en la lista de «posibles ascendidos»… aunque en realidad solo queden en la lista negra de todos los demás precisamente por pendejos.

Los que van por el chupe.

“Yo solo tomo dos”, dicen… dos cubetas, claro. A la segunda canción de karaoke ya andan cantando a Paquita la del Barrio con lágrimas en los ojos y juran que «aman a todos sus compañeros». Al día siguiente, extrañamente, ya no saludan a nadie.

Los ligadores de ocasión.

Van a lo que van. Olvidan que la fiesta es de la oficina y creen que es antro de viernes. Al final siempre hay rumores, historias que nadie confirma… y un pobre que se hace viral en los chismes de Recursos Humanos.

Y los que no van, siempre tienen la misma frase lapidaria:

«Yo no voy, ahí va puro pendejo».

Y lo dicen con el orgullo del que se cree más sabio que Sócrates, pero el lunes siguiente igual quieren saber lo que pasó en la fiesta.

En resumen, cada fiesta godín es un zoológico social donde todos juramos que solo vamos “por compromiso”, pero en realidad… nadie quiere perderse el chisme del lunes.

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